Mi obra es fruto de una búsqueda constante de ese instante único en el que consideras que estás haciendo lo correcto, lo que te dice tu corazón, tu mente, tu sentido de estética. Considero que con el pasar de los años, y sobre todo con la constante práctica, logras hacer un tipo de caja de herramientas. Herramientas que usas para dar forma, textura, dimensión y color. Desarrollas un sentido que te dice que es lo que tienes que hacer para obtener los resultados deseados.

La cerámica me reta a diario porque al ser un medio natural, no siempre reacciona de la misma manera. En el barro van a influir la temperatura de quemada, las texturas, los óxidos y esmaltes. Por esto es que considero que para ser ceramista, hay que tener un poco de químico y mago.

Mis piezas son un reflejo directo de lo que está en un momento rondando por mi mente. Son un espejo de las cosas que me llaman la atención. Cosas que por una u otra razón le dicen a tu cerebro que le gustan. Cosas que muchas personas no se detienen a mirar.

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